
CÍRCULO
Merodear
el Objeto Central
por el que se origina,
desencadena,
nuestra rutina.
Rodearlo,
vigilarlo,
que nos reconozca al acercarnos,
que sea como uno de nuestros brazos,
pero nunca atravesarlo
(brazo herido),
y que desentrañe hasta lastimar,
para que el misterio de estar en las orillas
no se deshaga mar adentro;
para que no haya palabra
capaz de clausurar
la trama inabarcable
de los días y las noches.