sábado, 9 de abril de 2011

Los misterios de Martín Lutero


16 de Octubre de 1517

¿Qué es Dios? ¿Es este ser que me desborda? ¿Esta llama que me incendia? ¿Esta doncella que no me abandona? ¿El sol inmortal bajo mis pestañas? ¿Qué es este Dios del que hablo?... Voy afanoso por los senderos del bosque y descubro alrededor de mí que Dios no es nada de esto (el inefable, el misterioso), pero que es todo lo que digo y no digo; hay una clave, un enigma, una palabra; un Verbo que no alcanzo a descifrar pero que conozco desde el centro de mi corazón, desde hace siglos, desde mi más íntima infancia. La palabra me invade, una visión me atrapa, un arcángel descendió de las esferas celestes y tocó mi boca con un carbón encendido y mi corazón con una espada y un libro bajo mi brazo reveló lo que debo hacer, pero ¡ay Señor! dentro de mí no conozco más que miseria.