Desde el mismo lugar que ocupa dentro de la historia del
folk inglés, Solid Air está inevitablemente emparentado a la figura de Nick
Drake. Es conocido por todos que el tema homónimo del disco fue escrito para
dar aliento al músico en el estadio final de su depresión, que lo llevaría en
unos pocos meses a la culminación de su existencia.
Pero, en rigor ¿Qué significa Solid Air como tema, en primer
lugar, y tan luego como concepto integral de un disco de excepción?
Lo primero
que uno advierte en su escucha es la asistencia a una suerte de abrazo musical.
Uno de los rasgos más identificables de la música de John
Martyn, al menos de sus primeros discos, consiste en presenciar la creación de
una estética de la alegría. Todos los géneros e híbridos que interpreta el
joven Martyn son atravesados por una sensación de liviandad bucólica y
vespertina -llevadas a una sencillez monacal en Bless The Weather- que pocas veces se escucharán en la atribulada música moderna. Para ser precisos, conceptualmente,
Solid Air es un manifiesto de amistad que intenta contrarrestar el peso
sombrío de la música de Nick Drake.*
Martyn, un cantor de la alegría- de esa alegría ungarettiana
que está enraizada en una profunda nostalgia- le encomienda a su amigo, en
medio de la noche más oscura, un canto de aliento, compañía y estima.
Ahora bien, este sentido de camaradería no se limita al tema
en cuestión. Está inmerso en todo el disco, desde la frugalidad campesina de
Over The Hill, atravesando ese nocturno himno libertario (con el clavinet haciendo de grillo) que
es Dont Want To Know, hasta el desaforado y abrupto Easy Blues. May you never ocupa un lugar fundamental en la conceptualidad que plantea el disco, que es la de cantar con amistad en medio de la intemperie**.
El amor trovadoresco en Solid Air tiene una proyección
distinta a la trazada por la canción de amor de la tradición medieval-moderna.
El amor aquí es empatía y acompañamiento: una respuesta atmosférica al clima de
aislamiento (Withdrawn) que se respira en las canciones de Nick Drake, cuyo
pathos final es la desolación.
El recorrido sentimental del amigo que trova en medio de la
nada (podría seguirte a cualquier lado) es una contrapropuesta empática a la
frialdad apática de la época. Ligereza en el modo, frugalidad en los tonos,
euforia y contención, sencillez y voluptuosidad: asistimos aquí a un disco que,
además de poseer canciones destinadas a perdurar, quiere mostrarnos una alternativa
a la depresión y a la muerte. Cabría pensar qué habría sucedido si Drake
hubiera escuchado el mensaje de este disco como una invitación a desandar su propio solitario
destino.
Resta hacer una salvedad. En el estado alquímico de la
materia, el sólido es el cuerpo inorgánico, fosilizado, que no puede ser
penetrado. La mano del amanuense que roza el agua en la portada del disco comprende el estado
líquido, que tiene por cualidad la adaptación y la permeabilidad, y cuya funcionalidad radica en rezumar la solidez de la materia.
En estos principios opuestos y complementarios, el programa
vitalista de John Martyn se encuentra en amigable antípoda frente a ese
apocalíptico y sólido monolito que es la abrumadora obra de Nick Drake.
*La alegría estética de Martyn es un perfecto contrapeso dionisíaco a la tristeza apolínea de la lírica de Nick Drake. En esto, no son sino una equilibrada proporción de la bifrontalidad griega descrita por Nietzsche.
**Excepción hecha a All Things Must Pass de Harrison, Solid Air es uno de los escasos discos de ese momento histórico que ofrece, además de un ramillete de canciones, un método práctico para afrontar la indiferencia de la época.
*La alegría estética de Martyn es un perfecto contrapeso dionisíaco a la tristeza apolínea de la lírica de Nick Drake. En esto, no son sino una equilibrada proporción de la bifrontalidad griega descrita por Nietzsche.
**Excepción hecha a All Things Must Pass de Harrison, Solid Air es uno de los escasos discos de ese momento histórico que ofrece, además de un ramillete de canciones, un método práctico para afrontar la indiferencia de la época.