lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Quién conoce a Franz Von Baader?



Franz Von Baader (1765-1841) fue un escritor, filósofo y místico alemán. Le tocó en suerte ser escritor de pocos libros en una época en que Alemania producía incesantemente en todas las áreas de su vida espiritual. De todas formas, el elemento cuantitativo no haría mella en la influencia que dejaría en escritores de la talla de Hegel o Schelling. Contemporáneo y amigo del primero, más de alguno sugiere que, además de acompañarlo en la escuadra del idealismo alemán, fue un instructor espiritual para Hegel, a quién hizo conocer la obra de místicos medievales como Meister Eckhart.
Las ideas de Von Baader, plasmadas básicamente en los libros de epigramas Fragmenta Cognitionis, y la Speculativa Dogmatik, ejercieron una notable influencia no sólo en los escritores anteriormente mencionados, sino también en espíritus de la talla de Kierkegaard, Carl Schmitt, el teólogo protestante Rothe, Béguin y Sedlmayr, entre otros.
Escritor de origen católico, intentó hacer de su obra un cruce integrador entre las visiones del místico protestante Jacob Boehme y la dogmática católica, con el fin de fundar una definitiva filosofía cristiana que acudiera a todos los planos de la realidad del hombre. El intento no era menor, considerando que desde la literatura patrística (principalmente Tertuliano y Orígenes de Alejandría) las primeras comunidades cristianas se propusieron nivelar y superar la filosofía helénica a través de la revelación del Nuevo Testamento.
Intentar ese ensamble protestante-católico le impidió el Nihil Obstat de la Iglesia Católica, que hasta hoy día (y esto se puede ver en alguna página de Internet) lo considera poco menos que un hereje, atormentado por las visiones del zapatero de Göerlitz.
También el hecho de plasmar toda una cosmovisión en fragmentos y epigramas hizo que su obra no fuera considerada nunca en el salón dorado de la filosofía europea, más acostumbrada al método y la sistematización progresiva (no es casual que a otro fragmentario como Kierkegaard, lector entusiasta de Von Baader, se lo rescatara del olvido 70 años después de su muerte).

Fue gracias a la emotiva lectura del libro La muerte de la luz, de Hans Sedlmayr, que pude dar con varios de los fragmentos del místico Von Baader.
Fue tal la impresión que causaron en mí esos rayos de lucidez, que hace ya más de un año sigo (por inercia, acaso) en la obstinada búsqueda de alguna obra traducida al español de este genio escondido.
El panorama es desolador. Con la rara excepción de los epigramas anotados por Sedlmayr en La muerte de la luz y El arte descentrado, y alguno que otro en el libro El alma romántica y el sueño, de Albert Béguin, el vastísimo idioma español ha ignorado casi por 200 años la obra de Franz Von Baader. El porvenir no parece ser la excepción.
Ahora, entonces, la pregunta de rigor es ¿Por qué no se traduce a Von Baader habiendo tantos traductores de alemán en nuestra lengua?
El fenómeno, lejos de ser un caso aislado, es todo un síntoma espiritual que se repite a lo largo de los años.
El idioma español (pero también casi todos los idiomas modernos de Occidente), en lo que a gustos hace, milita en las filas del materialismo: desconoce o ignora autores religiosos que enriquezcan su lengua (1).
Si alguna vez sí los ha tenido (y profusamente), intuimos que ahora no se interesa en prohijarlos: la literatura que se produce y que se consume en nuestras tierras, tanto en los ámbitos de la bohemia, como en las universidades, dista años luz de una literatura de tinte espiritual o mística (2).
El mundo moderno, con el advenimiento de la técnica y la cuantificación de la vida, ha invadido todas las esferas de la realidad del hombre. Creer, entonces, que los autores que hoy día se leen, se estudian y alaban están por fuera de este círculo vicioso, es creer en inocentes cuentos de hadas (3).
Por otro lado, y volviendo al caso específico de Von Baader ¿Cómo puede interesar un autor que nunca se ha dado a conocer? La respuesta hasta parece estúpida.
Es fácil aventurar conclusiones, no así presentar salidas. Ante la sospechosa falta de interés de autores que nos ayuden a pensar y a ejercitar el libro albedrío del espíritu, sólo podemos hoy devolverle a la primer pregunta, una más esperanzadora: ¿Tendremos, tal vez, que esperar la luz de un nuevo Renacimiento, que disipe de una vez por todas la neblina de estos largos y sombríos siglos de nihilismo?



NOTAS

(1)- Llamamos la atención sobre esta condición moderna del idioma español, eminentemente materialista, debido a su otrora gloriosa y antiquísima literatura mística. Hasta el siglo XVIII la sola mención de la palabra mística en Europa hacía pensar en San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, y un largo etc. ¿Qué le habrá pasado al moderno Occidente, que una de sus primeras “obras” consistió en evanescer el plano espiritual del arte y a su vez solidificar un espíritu materialista?

(2)- Probablemente no sea casualidad que en el plan de estudios de la carrera “Historia del arte”, de la Universidad de Buenos Aires, el nombre de Hans Sedlmayr o el de Walter Rehm sea apenas el de dos extranjeros.
Lo mismo puede decirse de las dos o tres universidades de historia con más popularidad dentro de la Argentina, en las que sólo existe el análisis marxista del pasado, del presente y del futuro, y la alteridad de un Jacob Burckhardt, digamos, o del método braudeliano, es eclipsada por el sempiterno método materialista-dialéctico.

(3)- A modo de ilustración del marcado rasgo que persigue la industria cultural moderna, es llamativo ver que las editoriales de habla hispana se tomaron 350 años para traducir la obra magna de la mística moderna, el Peregrino Querúbico de Angelus Silesius.

martes, 3 de noviembre de 2009

Introducción a la Oda





Detrás de cada patio está Dios
y hay un ángel escondido
en los espejos.


Atravesaremos
el huracán de la madrugada
invadidos de esperanza.