
Aprendan de mí
que oigo a mi Padre
y eso hago.
Ahora comprenderán
que tienen oídos
para oír
las miserias del cautivo
y de la huérfana.
¿Quién oirá las palabras del mudo?
Dejen que ellos
hablen
por ustedes,
y que lo oculto salga a la luz,
porque va a llegar un día
en que toda palabra
hueca
será arrancada
de sus lenguas.
Estén atentos,
porque el día se acerca
pero no se anuncia.