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El agrimensor K. decide mi destino
Atado
por los mil nudos
de las Erinias,
imposibilitado
a decir una
sola palabra,
a que otros
perciban su densidad
o textura,
soy esa
embarazosa
cucaracha
de la literatura
que
tras una incoherente
pesadilla
no volvió
a levantarse
del suelo.
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